Valiente es aquel que ha amado una vez
y vuelve hacerlo cada vez que se encuentra con unos nuevos ojos.
Valiente es aquel que se tira desde el
cielo sin paracaídas. El que decide saltar al gran abismo y
construir palabras de sus pensamientos.
Valiente el primero que ama y el que
antes pierde.
El que escribe y se desnuda ante
palabras que nunca se atrevió a escribir y de las que ahora no puede
escapar. Valiente es el que grita al viento esperando respuesta y no
concibe la idea de silencio.
Valiente el que llora, ríe y vive como
el último día de su vida.
¿Puedes oírme? Soy yo, el miedo que
recorre por tus venas. El que decide cuándo vas a dar un paso o
retrocederás dos décadas. Soy el que ordena cuándo matarte con una
palabra o hacerte ver que no vales nada.
Soy ese que se divierte de tus miedos y
el que teme la valentía que, cuando quieres, demuestras.
No te diré cómo escapar de mí.
Averígualo. Si antes no te he atrapado.
No puedes hacer oídos sordos a mis
gritos, esos que te dicen que si no caes no puedes levantarte. Que
si no has probado lo oscuro que puede ser tu vida, no sabrás la luz
que puede haber en ella. Porque no me debes temer, me debes alcanzar
y destruir; luchar por ti y eliminar esas barreras que sola te has
puesto.
No tienes miedo al miedo. Temes a no
conseguir tus sueños. Y yo, querida, yo no me hago cargo de tus
actos.
La vida es un cuadro en blanco y tú
eres el pintor. No dejes que nadie te diga cómo pintarlo.
Así que sé valiente, olvídate de mí
y empieza a pintar con los ojos cerrados. No digas lo valiente que
eres. Demuéstratelo. Demuéstrate a ti misma que puedes
conseguir todo lo que quieras y que no debes dejar que ni yo, el
miedo, destruya tus sueños.