Adiós querido cobarde.

Es más fácil de lo que tú piensas.
Mandar a la mierda al tiempo,
a las palabras vacías
y a los putos egoístas.

Esto va in crescendo  
la negatividad, los malos pensamientos.
Hay algo o alguien que me come por dentro
y deja lo deshecho. 
Lo veo oscuro, vacío y sin remedio.
Te veo a ti y a todos tus malditos impedimentos.
Tus pocos síes y tus muchos noes. 

Estoy harta de que pintes al cielo negro
y al sol hecho cenizas.
Que seas tan egoísta 
que no eres capaz de ver el mal que hay en ti.
Que te dejes llevar por palabras que no entienden
ni los que intentan meterse en la mierda de la gente.
Y eso me afecta desgraciadamente a mí.

Estos versos están hechos desde la indignación,
desde la frustración y la decepción
que fue conocerte.

Critica mi rencor por tus actos.
Critica mis palabras.
Critica mi valentía.
Critica mi pasotismo.
Critica mis versos sin rima.
Criticas, criticas y... no sabes hacer más.

Y yo me como toda esa mierda
porque mi puerta de emergencia ha decidido dejarme sola.
No tengo mapa con el que guiar mi vida.
Solo escucho los pasos y, a ciegas, intento seguirlos.
Pero hasta ese ruido me molesta
cuando me doy cuenta de que esos pasos provienen de ti.

No sé cómo acabar esta poesía.
No sé cómo puedes ser la musa de mis peores rimas.
No sé ni cómo te osas en preguntar por tus poemas escritos por mí.
No sé cómo arrancarte el corazón sin que me afecte.
Solo sé que será los últimos versos que te dedique.
Adiós querido cobarde.
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