Me he vuelto adicta a ti.
A tu voz.
A tu risa.
A cómo me miras detrás de esa pantalla.
Me he vuelto adicta a ti
y aún no te he besado,
ni acariciado..
y ya quiero repetir.
He vuelto a escribir,
por ti,
por tu culpa…
por hacerte sentir un pedazo de todo
lo que te siento,
cuando escribes para mí.
Aún así
debo confesar -a estas alturas-
no encontrar esta felicidad.
Creí que ya sabría todo sobre el amor,
que ya me había dado los mejores besos…
que el cupo de oportunidades estaba a cero.
Entonces, de repente, llegas tú
y el corazón resucita
y volvió las ganas de besar
de abrazar
de sentir…
de apostar.
Me da miedo,
pero cuando algo me llena tanto de cosas buenas
el riesgo me sabe a poco…
y contigo lo quiero todo.
Lo doy todo.
Por ti: TODO.
Bajo la Luna, la pinto,
me la invento…
cualquier cosa por verte sonreír.
Y que esa sonrisa de segundos
produzca en mí un viaje hacia el mismo paraíso;
que eres tú mismo.
Con tus más y tus menos.
Tus virtudes y tus defectos.
Tus encantos y tus enfados.
Quiero estar en tus días malos
y en los catastróficos…
Porque te has colado en mí
y ahora no quiero estar sin ti.
Sin sentir esas cosquillas de tus dedos recorriendo mi cara,
Sin sentir esos abrazos infinitos mientras hueles mi colonia.
Porque tu sonrisa provoca en mi guerra unos segundos de paz.
Porque eres el mejor paisaje que puedo ver al despertar.
Te quiero;
y no hay medida inventada por el hombre para describir cuánto.